24 de septiembre de 2016

CUENTO RÚSTICO 26: LA POSESIÓN DE BACH

CSC26 (23.09.2016)
LA POSESIÓN DE BACH
(En honor del pianista chileno Eugenio Urrutia-Borlando)
Siendo un niño un día cualquiera posó sus dedos sobre unas teclas blancas y negras que sonaron con sorpresivo estruendo
El piano había estado ahí desde siempre pero nunca con la tapa abierta del teclado como para que se pudiera encumbrar en sus pequeños pies hasta poder alcanzarlo
Aunque un tanto asustado se asombró de los sonidos metálicos que reverberaron en sus oídos y una cierta fascinación que nunca había sentido se apoderó de él atrapándolo para siempre
Su padre lo condujo por la teoría y armonía musical llegando a tocar en la orquesta universitaria a los once años entre el estupor de los envejecidos músicos y la admiración de un público incrédulo
Se fue al extranjero como tantos talentos que emigran para poder vivir del arte sin pasar penurias tocando en las galerías de las tiendas en las esquinas de las calles o en las estaciones de los trenes
Al igual como emigró ella a los diecinueve años con su violín bajo el brazo para no regresar jamás
Y ahí lo teníamos ahora transcurridos los tiempos y amansados los espíritus parado junto al piano de cola con una mano sobre el teclado y haciendo una sobria reverencia al público como agradeciendo porque le fuimos a escuchar
Nosotros debimos incorporarnos de nuestras cómodas butacas y todos al mismo tiempo haber agachado nuestras cabezas agradeciendo sus horas sus días sus años de solitaria dedicación al cultivo del talento
Sin el talento el tiempo que es vida y la amorosa emoción que regala la música no hubiese ocurrido nada
No se habría producido el viaje de retorno a su tierra no se habría organizado el concierto no se habrían impreso los programas nadie estaría ahí expectante ante la aparición mágica y cadenciosa del sonido evocado de un Bach que resistió la muerte para hacerse eterno en los umbrales de la música
Efectuada la impropia genuflexión con un tranquilo giro se sentó frente al piano y comenzó a tocar sin grandes aspavientos ni exageraciones corporales
Sólo dejó que el suave sonido de las percusiones naciera lento ingenuo y cándido como exigiendo atención plena de los impertérritos que al comienzo no agachamos nuestras cabezas en señal de admiración y respeto
Cuando sentí que mi cuerpo era invadido por una especie de sopor donde las piernas flotaban la respiración no existía y los brazos habían dejado de tener sentido opté por cerrar mis ojos y dejarme llevar más que por la música misma por las sensaciones inesperadas que comenzaron a inquietarme
Entonces comprendí la lucha humana y perversa que estaba detrás de la imagen próxima del pianista ejecutando a Bach de manera sobria e inspirada
Descubrí el drama que ocurría y que nadie veía cuando la música invade y desafía a los músicos provocando una posesión maléfica y benevolente a la vez
Era una conjunción contradictoria de fuerzas malignas y bondadosas que luchaban entre sí robando y engullendo notas y acordes los entes malignos y haciendo flotar y fluir las armonías los seres buenos
Por un lado fluía de memoria la música aprendida y perfeccionada en el tiempo de la vida y cultivada en el talento y la delicada dedicación y por otra emergía la posesión confusa y exasperante de las fuerzas malas que querían destruir la obra y la resistencia de las energías positivas que se debatían entre las teclas y las notas musicales fluyendo los acordes contrapuntos y armoniosas notas que devoraban pedazos del alma
La inspiración ganaba a ratos y se mezclaba con los momentos de dudas de esas que no luchan con la técnica ni el talento sino que son las que se sofocan en lo más profundo de las emociones las alegrías y las penas que inundaban la ejecución de las variaciones de Goldberg los preludios de coral y las apropiaciones de Busoni
Advertí unos hilitos transparentes e imaginarios que eran maniobrados con destreza por ángeles escondidos tras bambalinas y entre los focos que iluminaban desde las alturas donde estaban ocultos
Movían sus dedos como lo hacen los magos con sus marionetas creando atmósferas mágicas que nadie ve pero que se mueven creando compases y sentimientos
Y los genios malignos que querían desconcentrarlo estaban ocultos entre los negros y gruesos cortinajes que colgaban a sus espaldas abriendo sus enormes fauces porque querían atrapar las notas que flotaban para hacerlas perderse en profundos hoyos negros estelares
Ellos resoplaban hacían muecas y musarañas movían las cortinas asustando a algunos que tosían en la audiencia o un par que se retiraban porque tenían cuestiones más mundanas que hacer renunciando a presenciar esta lucha entre espíritus buenos y genios malévolos
Era entonces cuando un grupo de numerosos querubines lograban hacer cantar a unos colibríes que revoloteaban alrededor de su cabeza y todo fluía todo era música misticismo y encanto
La música fluía y los sentimientos se agolpaban chocando entre sí evitando ver la magnífica contienda que atentaba y libraba la música
Concurría en el teatro la máxima expresión del ingenio y la imaginación humana derrotando lo malo de la vida y permitiendo el triunfo de lo bueno
La posesión de Bach embrujaba y agobiaba espíritus humanos hasta agotar lo más profundo e ignoto de las pasiones para hacer prevalecer la pulcritud de la ejecución y la magnificencia de los sentimientos
Porque no es posible ejecutar a Bach sin combinar graciosa y delicadamente la técnica el talento la perseverancia y los sentimientos más profundos de un hombre que ama la música tanto como para consagrarle su vida
El embrujo de Bach se posesionó por siempre en él y toco posicionado en su espíritu
Todos aplaudimos tres veces para aclamar el virtuosismo
El repitió tres veces sus sobrias genuflexiones
Ninguno de nosotros se inclinó porque estábamos estupefactos
Y se retiró para dejar dormir a Bach hasta que vuelva a despertarlo para desatar la furia de los genios malignos la nobleza de los ángeles y la caridad de los querubines
Nos paramos y nos fuimos con los espíritus pacificados.


23 de septiembre de 2016

CUENTO RÚSTICO 25: SAN BOSCO ENCAPUCHADO

CSC25 (14.09.2016)
SAN BOSCO ENCAPUCHADO
La Carmencita se liberó abruptamente de sus meditaciones metafísicas y se acercó a la ventana de la sala de doctorado que miraba hacia la pequeña plazoleta universitaria
Su postura undergound característica se enfrentó a una imagen inesperada repleta de jóvenes chillones que bebían cervezas en botellas grandes liaban sus petardos de dudosa calidad y cuando estaban encendidos se los pasaban de mano en mano y de boca en boca emitiendo bocanadas de humos enrarecidos a intervalos como haciendo aspavientos de momentos estrambóticos
Para sentirse libres de toda vigilancia de los guardias y de las miradas celestiales ingenuamente habían encapuchado la estatua de San Juan Bosco para que no les encarara sus conciencias un tanto atolondradas
Tenía el rostro de bronce envuelto en una bolsa plástica negra destinada para la basura como un intento de destacar sus protestas llamando la atención de manera irreverente dejándolo cegado y carente de una mirada inquisitiva hacia los nuevos jóvenes del mundo pragmático
Estaban repletos de reivindicaciones economicistas de corto plazo y lejanos de los fundamentos ideológicos que tanta importancia le dábamos en los años de la universidad roja de América Latina los que no sirvieron de mucho ya que se sumieron en la pérdida de los grandes meta-relatos y de las grandes utopías
Paren el mundo que me quiero bajar Prohibido prohibir El pueblo unido jamás será vencido A desalambrar Crear poder popular eran consignas añejas que se durmieron en el pasado de las luchas y las derrotas históricas aplastadas por la ignominia de los hombres
Ahora estaban en la calle los hijos de la dictadura los que fueron modelados en sus expectativas y aspiraciones viviendo sus vidas universitarias en una insólita mezcla entre un pragmatismo cortoplacista y una alucinante pretensión de jolgorio que deambula entre la previa de los jueves y las borracheras descontroladas de los viernes
Su entusiasmo se combinaba con divertidas actividades casi circenses lo cual era rescatable y comprensible desde la desbordante juventud que les invadía
Sus sorbos de tragos baratos y sus aspiraciones de humos blancos se salpicaban con estudiantes saltimbanquis que hacían malabarismos con pelotitas de colores dominaban báculos de madera que retorcían entre sus dedos habilidosos y una niña bajita bailaba cadenciosa moviéndose en armonías de saltitos simultáneos que se coordinaban graciosamente con unas banderas de colores que ondulaba con sus manos según eran sus pasos de danza
Y las risas juveniles se sucedían con insistencia combinadas con algunos gritos extraños inconducentes
Las risas entusiastas y los gritos con arengas eran la combinación perfecta de una juventud alegre que quería cosas mejores y se divertía con sus deseos sin necesitar grandes contenidos teóricos e ideológicos
Ahora las consignas eran los aranceles las becas los bonos la gratuidad los estándares de calidad combinados con la fiesta dieciochera y las arengas que se sucedían con insistencia
Y se fueron a tirar piedras a los pacos en la pasarela y el humo de los huiros se confundió con el hedor de las lacrimógenas
No se trataba de nuevos ideales ni de nuevos contenidos sociales y culturales se trataba de plata de dinero de prebendas inmediatistas
No era la búsqueda del hombre nuevo de la sociedad igualitaria de los ideales perdidos en las utopías se trataba de plata de dinero y de jolgorio entorno a parrillas improvisadas de choripanes cocinados en los pastos universitarios enjuagados con vinos en cajas de tetrapack
Entre impresionada y nostálgica la Carmencita regresó a su mesa de doctorado para continuar sus meditaciones acerca de qué se habrá fumado Descartes cuando pensó en el genio maligno
El atardecer de rojizos y cielos aplomados se dejó caer ante la ventana e inundó el paisaje de la plazoleta estudiantil
Todos se fueron a sus casas y no sucedió nada más.


1 de septiembre de 2016

CUENTO CORTO 24: LA TICQUETERA

CSC24 (01.09.2016)
LA TICQUETERA

La ticquetera había estado horas frente al monitor hasta que los ojos se le nublaron

No sabía si veía borroso por el cansancio o porque se le estaba yendo la vida con tanto esfuerzo

Las piernas ya las tenía invadidas de calambres y mitigaba sus momentos de iniciación epistemológica escuchando canciones francesas de Zaz esa cautivante voz ronquita con tonalidades antiguas de Edith Piaf que combinada con sones sincopados de jazz y música celta invitaban a enamorarse de esa música sublime

No había otra manera de luchar con la tesis que aceptar el desafío de leer y escribir y leer y pensar y leer y escribir hasta matar la última célula inteligente e irse a dormir

Entonces cuando el sentimiento de culpa afloraba como fantasmas disfrazados de ansias y culpas la ticquetera volvía a sus teclas y las hacía retumbar como tambores ancestrales y ritos tribales envolviéndose en un aura mística que la llevaba a insistir y retomar ese desafío vomitivo de la tesis

La posesión de la ticquetera le invadía la vida como si un sanador del vudú la hubiese impregnado con sangre de sus sacrificios maléficos o una machi solidaria le hubiese dado un mágico brebaje de hierbas escondidas o un predicador vociferante de las plazas la hubiese convencido que la salvación del mundo pasaba por la vocación de no claudicar y volver a insistir aunque flaqueara en la cotidianidad de la vida

Así era la ticquetera una perseverante y obstinada que enjuagaba sus lágrimas con pócimas misteriosas que le permitían continuar y continuar aunque el mundo se desplomara o corrieran ríos de tsunamis y estertores de muerte atávica entre sus sombras

Y ahí estaba anclada en el escritorio la ticquetera sublimando su mundo intelectual aun insuficientemente invadido esperando que los demás crean en sus insistencias cuando ni siquiera todavía logra retornar de sus propias incertidumbres

Las incertidumbres son para siempre ticquetera son la esencia inestable de la vida


La tesis será la aproximación mínima a una cuota de verdad que no logrará destrozar lo que te queda por conocer que es el infinito mismo.