19 de marzo de 2017

CUENTO RÚSTICO 33: EL NIÑO Y EL ANCIANO EN EL ENSAYO

CR33 (19.03.2017)
EL NIÑO Y EL ANCIANO EN EL ENSAYO
Al ingresar al teatro lo primero que impactaba era que dos corridas de imponentes palcos trepaban por ambos lados subiendo por las paredes curvas del domo
Lo habían diseñado esférico para que atrapara las notas flotando y rebotando insistentes entre espacios sin fin
El resto de la sala era pulcra ordenada y limpia para que nada impidiera la transparencia de la música
El nieto de un año y más se detuvo expectante al escuchar la mezcla anarquista y asincrónica del afinamiento de los instrumentos donde los acordes no existían sino que los sonidos ruidosos se golpeaban enloquecidos sin destino alguno
Pero él observaba desconcertado con el ceño fruncido y a veces levantando su mano como queriendo ordenar las cosas
Lo interesante era que guardaba cauto silencio y no hacía los berrinches tan propios de su edad
Había dos estudiantes de música que tomaban notas por acá un hombre gordo a medio sentar por allá una pareja joven con la madre amamantando al otro lado y en el centro del teatro un anciano delgado y alto con su mujer al lado
Inundaba un grato silencio en la sala sin los toscos estornudos típicos de los conciertos masivos ni los impertinentes que desdoblan sus caramelos de celofán que hieren los oídos ni el chillido de las butacas antiguas que resulta del movimiento de traseros inquietos
Sólo había quietud y sonido era el ensayo
De pronto ingreso un hombre medianamente bajo canoso y gordito que inmediatamente irradiaba confianza y amabilidad
Era lo contrario del estereotipo absorto huraño y mandón del Director de Orquesta
Al ingresar todos fueron callando paulatinamente los instrumentos y una joven concertino interpeló la afinación final antes de comenzar
El gordito se giró dijo unas amables palabras para el escuálido público que no logré entender y dio breves instrucciones a sus músicos sobre los acordes 48 y 56
Sonaron algunos instrumentos que hablaron brevemente entre sí y luego el silencio que no es falta de ruido sino que expectación por el sonido devorado por la estética
De pronto irrumpió un estruendo que provocó un momento mágico inesperado donde todo se transformó en armonía y música
El Director en un exabrupto comenzó a ejecutar el ensayo completo de la obra sin interrupciones sin sonidos impertinentes provocando un estado de agradable sopor en la sala que lo inundó todo
Los violines compusieron suaves melodías que se acompañaban por coquetas violas amables chelos y furibundos contrabajos
Dos arpas deslizaron armoniosas secuencias casi imperceptibles que rememoraban las cortes en los palacios amurallados de adobe del Rey Salomón
Nunca supimos por qué dos arpas quizás por capricho de Edgar quien al componer su poema sinfónico In the South quiso traernos remembranzas de cortesanas bíblicas
Y mientras se mezclaban con cierta ira los timbales xilófonos y platillos logrando una algarabía que repletaba los espíritus haciendo resoplar las carnes se encumbró de su asiento el anciano y permaneció marmolizado escuchando impactado el ensayo
Él se mantuvo inmóvil y expectante con su cabello blanco pulcramente peinado tan pulcro como su alma que estaba electrizada
Al igual que las arpas nunca se sabrá si se paraba por el dolor de su afiebrada cadera o porque tributaba su admiración y emoción con la rigidez atónita de su cuerpo
Al finalizar se escuchó el regalo de unos tímidos aplausos los músicos se aplaudieron a sí mismos golpeando sus atriles por lo grato de la magia de la música bien hecha
Todos se fueron a la feria de los sábados de Columbus Georgia a comprar rábanos y frutillas silvestres.


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