CC12 (17.04.2016)
TACTACIONES
Se mantenía dormido
en el sopor de la noche de invierno
Siempre le daba una
agradable sensación de refugio escuchar las inesperadas y largas sirenas de
incendio que sonaban lejanas mientras el levitaba entre sus sábanas y frazadas
calientes
Había desarrollado
una octogenaria capacidad de dormir y soñar aunque los temblores y ruidos tectónicos
asustaran a todo el mundo
El dormía aunque
los tsunamis se desbordaran invadiendo las calles y las casas y aunque los
ruidos subterráneos infernales amenazaran con arrojar los rojos piroplásticos incandescentes
por las bocas amenazantes de los hasta ahora dormidos volcanes
Lo telúrico el
miedo de las gentes ni las diatribas descontroladas y neuróticas lograban
despertarlo
Pero el ruido insistente
del insecto aquel que le arremetía cada cierto tiempo lo mantuvo expectantemente
dormido
Quería despertar
para cazarle y aprisionarlo contra la pared o el techo golpeándolo de manera
repetida hasta lograrlo
Lo había hecho en
otras ocasiones quedando los cadáveres de los sancudos triturados y pegados en
la pared o el techo donde los dejaba sin limpiarlos como un testimonio para que
los siguientes bicharracos escarmentaran
Eran las brujas inocentes
colgadas de los puentes o quemadas vivas en las piras medievales los imperturbables
draculados empalados los cuellos decapitados de las princesas o los ojos
rojizos de los condenados los que quería representar para que respetaran su piel
encarnecida
Y el ruidito
pernicioso ese se mantenía sin que el despertara ya que igual quería mantenerse
inerte en esa agradable cuna que tanto amaba
La piel se había adormecido
hacía tiempo de hecho ya sentía poco cuando se lavaba los pies con agua
caliente
Igual sintió la
penetrante lanza fina y certera que atravesó su piel y supo que le robaban lo
más vital que le daba esperanzas de vida
Pero lo sentía
extasiado casi asfixiado por una sensación desconocida que lo dejó en un estado
de sopor placentero para continuar soñando
Dejó que extrajera
su sangre totalmente entregado como los pacientes que van cantado baladas a sus
cirugías al corazón o como los examinados que se dejan sedar para que violenten
sus gargantas o sus orificios más íntimos
Entonces aún
dormido experimentó un estremecimiento como nunca lo había sentido y comenzó a
soñar
Soñó con la piel
mojada que abrazó y acarició por años y descubrió que era caliente y acogedora
suavecita y que se movía cuando él se movía como adaptándose a su cuerpo
imperfecto
Soñó los sudores
que se mezclaron cuando penetró por primera vez las carnes rojas que nunca
habían sido amadas y que se abrieron dolientes y solícitas para sentirse sangrantes
y juntas por siempre
Fueron los minutos
eternos que soñó por siempre
Soñó con la yema
del dedo anular que fue cercenada por el afilado cuchillo cuando estaba
rebanando la manzana para compartirla con su hermano la que aprisionó con sus
propias manos para dejar la cicatriz que lo acompañó para recordarle que la
carne siente y tacta siempre aún cuando está dolida
Soñó con ese
imperceptible dolor que en realidad no fue dolor sino sensación cuando la machi
del pueblo le rebanó la verruga con una hoja de afeitar para terminar desmayado
porque quería tomar la mano de su enamorada adolescente sin sentir vergüenza
Soñó cuando aterrado
la piel le arrojó pequeñas pelotitas negras que lo amargaron por meses hasta
que misteriosamente desaparecieron sin saber nunca cómo llegaron a invadir lo
más íntimo de su sexo
Soñó que fue arrollado
por un automóvil intempestivo que violentó su insignificante humanidad la que golpeada
y botada en la calle con su rostro ensangrentado asustó a las gentes
desconocidas que se agolparon entorno a él con ojos morbosos
Soñó cuando le
perforaron los huesos hasta calentarse de tal manera que olieron a muerte
nauseabunda y aprendió que el sentido de la piel no tiene límites
Soñó cuando en su
primera masturbación se estremeció sintiendo que se la iba la vida entre
efluvios blanquecinos y suspiros por todas las amadas del mundo que amó sin
conocerlas
Soñó cuando le quebraron
la nariz en la pelea adolescente en que defendió al chico aquel la piel se le
pegó en lo más profundo de su orgullo y aprendió que la piel enseña a soportar
la ignominia aunque esté respaldada por un poder ignorante y ajeno
Entonces se dejó
picar somnoliento entre sus sueños de pieles y humores mojados que le hicieron
sentir que el sabor de la piel estaba en sus recuerdos más recónditos
Y siguió
recordando esa vagina mojada y rojiza esa piel transpirada esa uña doliente y
esos besos mojados de pasión violenta
Y quiso continuar soñando
negándose despertar aunque le comieran los zancudos su última gota de sangre porque
aprendió octogenariamente que la piel verdaderamente se tacta en el espíritu más
escondido de los que sueñan
Lo picaron hasta
que le secaron la última gota de sangre
Y así dejó de
tactar para dormir y soñar por siempre.
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