19 de mayo de 2016

CUENTO SEMICORTO 15: AROMAS

CSC15 (18.05.2016)
AROMAS

Cuando llegaron por primera vez a Lisboa lo hicieron después de una larga y atribulada noche que sufrieron en un tren que venía desde Madrid en el cual un conductor neurótico se dedicó a increpar insistentemente a los pasajeros de segunda clase para evitar que durmieran sobre las parrillas que estaban arriba de unos asientos de madera

Cuando descendieron somnolientos y cansados sintieron una bocanada de aromas mezclados en los que el olor amargo de la estación histórica se comenzó a transformar en un frescor marino que llegaba desde el Río Tajo sazonado con sardinas y angulas

Fueron de la mano por la rua que nace en el magnífico Portal Fuenterrebollo de la Praça do Comércio caminando hacia las siete colinas y subieron al elevador metálico de Santa Justa donde los olores se difuminaron entre hollines

Te das cuenta que las ciudades tienen olor propio ese olor que es como su identidad más cercana y característica que te queda refunfuñando en las narices

Recuerdas cuando estuvimos caminando las calles de Sevilla y afuera de la Plaza de Toros nos invadió un leve y sutil tufillo a cloaca el que luego se suavizó con los aromas a gambas fritas calamares a la parrilla y cerveza derramada

Claro que las ciudades se reconocen por sus olores reafirmó su compañera de viajes

Nuestra ciudad huele a caracoles de jardín mezclados con caquis maduros más agua de peumo y sus olores nos impregnan como se te impregnan los olores de frutas caribeñas cada vez que te perfumas y ese perfume sólo a ti se te impregna con olor caribeño

Segovia huela a cochinillos horneados y crocantes que se cortan con un plato que luego se quiebra hacia atrás según el rito que inmortalizó Neruda al lado del acueducto

Y ese olor intenso y mojado a hierba fresca atada a los árboles caídos en las tierras del sur que me mata porque quiero morir donde se encuentran los canelos que nacen por cientos junto al agua ruidosa y transparente que brota horadando la montaña para aportarnos ese olor neutro y cristalino que invita a morir exuberantes

Te recuerdas cuando la selva nos arrojaba con sanguijuelas que olían a nuestra propia sangre y se reían de nosotros atrapadas en nuestras propias pieles transparentes porque graciosamente olíamos a sangres y transparencias

La Habana huele a tabaco mezclado con ron puro amarillento y penetrante huele a comidas caseras con arroz y frijoles negros en los paladares también huele a asfalto derretido y a mar melancólico en el malecón huele a gentes sudorosas y hambrientas de horizontes

Y olemos la fragancia de las gardenias amargas y de las azucenas que aún no sabemos cómo huelen

Londres huele a full english breakfast que repleta la nariz a fish and chips que repleta las calles a sunday roast que repleta los domingos y a custard avainillado que inunda el deleite olfativo de cualquier trotamundos

Y los vagabundos huelen a pérdidas y a las ausencias y a melancolía

Bristol definitivamente huele a chocolates cremas pasteleras y frutas caramelizadas que salen desde la Patisserie Valerie que está cerca de Cabot Tower y que inunda la ciudad de aromas dulces y alegres hasta el puente colgante de Clifton

Curiosamente mientras caminaban de la mano recordaron que les costó identificar los olores de Utrech y La Haya ya que olían a limpio a riachuelos congelados e inocuos a casitas de cuentos alargadas y enfiladas en callejuelas enfermas de ordenadas coloridas y serpenteantes siguiendo los angostos canales entonces habían más colores que olores

De pronto se dieron cuenta que a veces también algunas ciudades huelen un poquito a mierda de perros vagos y a estiércol de carruajes citadinos como en Viña del Mar

Recordar a Madrid fue recordar a Marcelino el de las mesitas con manteles rojos y sombrillas blancas en la Plaza Mayor donde competían sus aromas a salpicón de mariscos y morcillas confundiéndose con los de la señora Judith y sus solomillos humeantes y pudines

Y París
París huele a bohemia erótica a vinos en jarras a barcazas de madera en las que habitan los solitarios a catedrales antiguas a museos modernos y a boulangerie

Y huele tan bien el pan amasado del almacén de la esquina que en las tardes nos espera calientito para fundirse en una paila de huevos con morrón cocido

Y huele tan mal el olor a cicuta el olor a intestinos dormidos el olor a indiferencia a mezquindad a mediocridad y a muerte en los cementerios

Lo curioso de las mezclas es que es posible encontrar juntos los aromas de las flores con los estertores de la muerte

Y se siente tan bien la combinación de aromas de un vino pipeño rústico enrarecido y amenazante y la conjunción del bouquet de un ensamblaje negro que combina el dulce y el agrio el salado y el amargo que es capaz de dejar en la nariz cientos de hermosos e interminables matices

Boston definitivamente huele a puerto entreverado en pasillos de maderas donde es posible impresionarse con una inmensa pata de cangrejo que convive con una mazorca de maíz asado y camarones gigantes que juguetean con patatas cocidas que vaporizan olores sometidos en una vasija de lata que lo condensa todo y que grita por aromas fermentados de cervezas negras

Y caminando de la mano y hablando de olores recordamos los aromas mezclados a fuego lento de la canela de los clavos de olor y del azúcar quemada como caramelo los que impregnaban la casa de la abuela cuando nos regalaba postres de invierno

Alcalá de Henares huele a una extraordinaria mezcla de universidades ancestrales escritores famosos y callejuelas medievales impregnadas de aromas a churros y lenguados cocinados al vapor

E imaginamos en nuestros sueños errantes que Moscú huele a coles húmedas mezcladas con vodka con aroma a miel y que en China se combinan los aromas a especias rojas y verdes con fritangas en las calles que en el amazonas huele a mandioca y a pirañas sangrantes y que en los pueblos de África todo huele a nuez moscada canela jengibre y azafrán

Y recordamos la inaudita pérdida de la capacidad de oler con las malditas alergias resfríos y persistentes sinusitis que agobian

Que ausencia de aromas que ausencia

Imaginamos que en Isla de Pascua huele a sensualidad a lejanía a lomitos frescos de atún servidos en hojas de plátano y huele a miradas perdidas de los blancos ojos

Y siempre nos ha embrujado el olor a nietos blanquecinos graciosos y ágiles

Y en República Dominica huele a todo huele a mulatas candentes con ojos que te fijan la mirada a muchas frutas combinadas con humores etílicos huele a botes húmedos huele a pechos desnudos y sudorosos y huele a inmensos peces espada colgados en las quillas de los botes

Y México huele histórico y violento a tequila banderitas golpeados tortillas tamales y comidas de muertos

En Costa Rica huele a tostones patacones gallo pinto olla de carne y casado y también huele a cariño a mangos chorreados huele a amistad y a pura vida

Y acá nos acostumbramos al olor de las araucarias y los piñones de las manzanas y los membrillos de nuestras cazuelas y picarones al olor de nuestros rincones

Y los aromas de las mujeres amadas están por sobre todos los aromas porque son mezclas de olores de amores tiernos de amores apasionados de amores rabiosos de amores furtivos de amores perdidos de amores eternos

La acompañante del viajero sin decir nada se inundó de aromas

Así todo a la vez comenzó a oler tierno apasionado rabioso furtivo perdido y eterno.

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