7 de junio de 2016

CUENTO SEMICORTO 18: ATERRADO

CSC18 (01.06.2016)
ATERRADO

Llegó solo a la habitación del hotel de una de las tantas ciudades que visitó porque siempre le gustó viajar y conocer ciudades nuevas

No entendía por qué le gustaba tanto conocer ciudades si cada vez que se quedaba solo en la habitación de cualquier hotel entraba en una zona de pánico que lo envolvía hasta aterrarlo

Se le producía un descontrol que el interpretaba como bioquímico que le sobrepasaba los niveles de conciencia y que entendía que no era conductual

Era pavor un pavor trascendente ante la detención abrupta de la cotidianidad de la vida

Las habitaciones de los hoteles eran estáticas inamovibles en su extraña confortabilidad ajena e impropiamente limpia

Se acostó de espaldas mirando el cielo raso tratando de encontrar moscas o zancudos vivos o muertos daba igual no había nadie era la soledad plena

Sintió que el colchón lo atrapaba y que el cielo se alejaba generando un tubo que lo perdía en el espacio

Al sentir que el calor lo agobiaba se desnudó y comenzó a mirar las murallas conversando con ellas sus atribulaciones desorbitadas

Había aire acondicionado y el calor igual lo agobiaba le faltaba el aire y una mezcla de angustia y ansiedad lo aterraba

Quería pensar claro para evadir esa sensación de vulnerabilidad y desamparo

Comenzó a recordar sus clases de epistemología divagando será la insoportable levedad del ser de Kundera será la náusea existencial de Sartre será desengaño o vacío desesperado será la falta de una noción trascendente y metafísica divagaba

Entonces regresaba a su ambivalencia emocional y se cobijaba entorno a sus piernas desnudas y fetalmente miraba el espacio perdido que lo devoraba como lobos hambrientos

Se orinó de terror y sintió que sus fluidos corporales no estaban vaporosos se habían enfriado como estertores de muerte blanca

Recordó que cuando acompañaba a las viudas en los funerales no le gustaba mirar los rostros de los difuntos porque les temía y prefería recordar las miradas de los vivos

Pero ahora se veía a sí mismo empalidecido transparente volátil flotando volando entre sedas que le daban cosquillas y nubes que le invitaban a caer al abismo

Su rostro estaba muerto pero con los ojos abiertos que le miraban

Se le había desdoblado la vida y no sabía cómo regresar

El yo había perdido su ser se había extraviado su seguridad ontológica y derivaba por una interminable y aterradora duda existencial

Estaba moribundamente perdido en el éter que era el ethos eterno era alfa y omega era el principio y el fin

Y él no estaba ni en el principio ni en el fin estaba perdido en la esencia de todo respirando vapores de lo desconocido

Oh Teilhard como te recuerdo quiero aferrarme y no puedo

Al despertar con la turbulencia se dio cuenta que volaba hacia una nueva ciudad donde lo esperaba otra pieza de hotel.

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