9 de diciembre de 2016

CUENTO RÚSTICO 27: EL GESTO INICIAL

CR27 (09.12.2016)

EL GESTO INICIAL
(Cuento rústico un tanto histórico para ser leído con entonación e intensidad emocional libre según cada lector)
El cura Rebello en esos tiempos era inspector de piso.
Finalizó sus días convirtiéndose en padre de unos chicuelos trabajando como taxista y muriendo prematuramente de un inesperado cáncer.
Era muy severo y muy bueno a la vez y un eficiente organizador.
Dicen que cuando se murió siguió organizando a los ángeles y querubines en el cielo para que protegieran mejor a los más pobres y cantaran alabanzas cada vez más silenciosas y apaciguadoras.
Nos habló con mucha determinación ese día diciéndonos todos tenemos una causa por la cual vale la pena vivir así que nos encontramos temprano en la noche en el hall de entrada y ordenó no olviden llevar sacos de dormir porque hará frío.
Era el otoño del 71 si mal no recuerdo eran esos tiempos en que nos sentíamos gloriosos idealistas.
Con el cura habíamos hecho alguna experiencia en esto de sentirnos que estábamos llamados a construir un hombre nuevo.
Recuerdo cuando nos organizó en batallones de autodefensa cuando iban a asaltar el colegio en los tiempos de la agitación y polarización porque nos veían como particulares y derechistas y curiosamente nosotros nos veíamos como unos revolucionarios que queríamos cambiar el mundo.
Tadeo siempre hablaba de crear una universidad para el compromiso con el hombre libre y el desarrollo social y cultural.
Él era el líder natural que nos llenaba de mística y nos instaba insistente a que debíamos emprender la tarea porque era buena y le creíamos.
Les seguimos creyendo porque sus llamados obstinados continúan desde sus tumbas y cuando nos encontramos sin buscarnos en la calles o en los cafés ya añosos y melancólicos les recordamos con una extraña mezcla de ternura dulce y agradecida y a la vez una desafiante inquietud que retumba en el alma misma.
Ellos son de esos hombres incapaces de morir porque continúan reverberando en las consciencias de los inquietos porque son los poéticamente imprescindibles.
Queremos una universidad para formar líderes llamados a cambiar el mundo nos arengaban repletando de contenidos el movimiento.
Había una psicóloga que nos regalaba templanza entre cercana y cerebral nos agregaba esa seguridad que los jóvenes necesitan cuando emprenden tareas que serán complejas y desafiantes.
El profesor Campos fue el primer Rector que se sumó a los líderes naturales más otro grupo de profesores y estudiantes salesianos que les seguimos cerrando las filas de los descontentos.
Éramos un grupo complejo de distintas edades formaciones procedencias e ideologías pero todos queríamos lograr una universidad católica que se levantara como un referente alternativo a las universidades laicas existentes.
Esa noche nos reunimos con los demás en la Plaza de Armas y como de costumbre algunos buenos chilenos llegaron tarde.
El gordo Jara traía unas cajas de galletas algunas un tanto rancias nos percatamos después.
Zárate al que defendí una vez en una pelea que me dejó el recuerdo de mi nariz fracturada para siempre ya que nunca la quise operar quizás como un gesto de obcecada rebeldía fue el responsable de traer el agua y bebidas porque sabíamos que lo primero que harían sería cortarnos la luz y el agua.
Pasamos mucha hambre porque el Rorro que debía traer pan jamón y queso no llegó nunca supimos por qué no llegó ya que nunca más lo volvimos a ver ni en las calles ni en los cafés donde recordar los buenos tiempos.
Así que mientras estuvimos en la toma sólo comimos galletas y bebimos agua y gaseosas.
Una vez reunidos todos los curas estudiantes profesores y psicóloga incluida las instrucciones fueron saltar la reja del patio trasero que colinda con la Catedral acercarse a la pequeña puerta lateral y esperar.
Nunca supe cómo obtuvieron la llave de esa puerta o si la forzaron lo real es que ingresamos sin dificultades sin que nadie se enterara ni opusiera.
Subimos las escaleras de mármol y nos encontramos con esas grandes oficinas y el salón alargado que se transformó en nuestro centro de operaciones.
Los hombres católicos tenían allí su Fundación para el Desarrollo de la Cultura y nosotros teníamos nuestras aspiraciones que creímos estaban por sobre de sus objetivos y tareas que desconocíamos.
El irrumpir en esa institución del Arzobispado en que hacían filantropía nos pareció que era el gesto inicial suficiente para llamar la atención.
Lo que más recuerdo fue la oscuridad que se escondía entre pasillos recovecos oficinas grandes y pequeñas cuánto me hubiese servido mi Smartphone con su lamparita digital que me alumbra la chapa cuando llego de noche a casa.
Estuvimos días durmiendo en el suelo de las oficinas que luego serían de los Rectores y Vicerrectores tiempos en los cuales se mezclaron las negociaciones los actos de reflexión acerca del ser y el quehacer universitario la visión del mundo y del hombre que nos motivaba.
Entretanto se sucedieron las horas y los días y efectivamente nos cortaron el agua y la luz pero persistimos insistentes.
Décadas después transcurridas las dos veces en que se me alejó la universidad de la ciudad como novia esquiva cuando primero se me cruzó la ignominia de la historia siendo estudiante y luego se alzó la soberbia de los astutos siendo docente me encontré sentando frente al Rector en la primera entrevista en que me ratificaban mi contrato y le dije usted me creería Rector que he dormido en su oficina.
Pensé que le causaría cierto estupor pero no fue así.
Algo me habían dicho acerca de esa anécdota así que usted también estuvo argumentó mirándome con la prudencia y tranquila parsimonia que caracteriza a los Rectores.
Cuando salí de esa entrevista respiré profundo y me invadió una grata calma que se reflejó en mi rostro templado conciliado con su historia y sanadas las heridas.
Lloré íntimamente emocionado mientras caminé lento como nunca hacia el café de siempre.
Había regresado para cerrar el ciclo de la vida y finalizar los días de profesor donde siempre debí haber comenzado.

24 de septiembre de 2016

CUENTO RÚSTICO 26: LA POSESIÓN DE BACH

CSC26 (23.09.2016)
LA POSESIÓN DE BACH
(En honor del pianista chileno Eugenio Urrutia-Borlando)
Siendo un niño un día cualquiera posó sus dedos sobre unas teclas blancas y negras que sonaron con sorpresivo estruendo
El piano había estado ahí desde siempre pero nunca con la tapa abierta del teclado como para que se pudiera encumbrar en sus pequeños pies hasta poder alcanzarlo
Aunque un tanto asustado se asombró de los sonidos metálicos que reverberaron en sus oídos y una cierta fascinación que nunca había sentido se apoderó de él atrapándolo para siempre
Su padre lo condujo por la teoría y armonía musical llegando a tocar en la orquesta universitaria a los once años entre el estupor de los envejecidos músicos y la admiración de un público incrédulo
Se fue al extranjero como tantos talentos que emigran para poder vivir del arte sin pasar penurias tocando en las galerías de las tiendas en las esquinas de las calles o en las estaciones de los trenes
Al igual como emigró ella a los diecinueve años con su violín bajo el brazo para no regresar jamás
Y ahí lo teníamos ahora transcurridos los tiempos y amansados los espíritus parado junto al piano de cola con una mano sobre el teclado y haciendo una sobria reverencia al público como agradeciendo porque le fuimos a escuchar
Nosotros debimos incorporarnos de nuestras cómodas butacas y todos al mismo tiempo haber agachado nuestras cabezas agradeciendo sus horas sus días sus años de solitaria dedicación al cultivo del talento
Sin el talento el tiempo que es vida y la amorosa emoción que regala la música no hubiese ocurrido nada
No se habría producido el viaje de retorno a su tierra no se habría organizado el concierto no se habrían impreso los programas nadie estaría ahí expectante ante la aparición mágica y cadenciosa del sonido evocado de un Bach que resistió la muerte para hacerse eterno en los umbrales de la música
Efectuada la impropia genuflexión con un tranquilo giro se sentó frente al piano y comenzó a tocar sin grandes aspavientos ni exageraciones corporales
Sólo dejó que el suave sonido de las percusiones naciera lento ingenuo y cándido como exigiendo atención plena de los impertérritos que al comienzo no agachamos nuestras cabezas en señal de admiración y respeto
Cuando sentí que mi cuerpo era invadido por una especie de sopor donde las piernas flotaban la respiración no existía y los brazos habían dejado de tener sentido opté por cerrar mis ojos y dejarme llevar más que por la música misma por las sensaciones inesperadas que comenzaron a inquietarme
Entonces comprendí la lucha humana y perversa que estaba detrás de la imagen próxima del pianista ejecutando a Bach de manera sobria e inspirada
Descubrí el drama que ocurría y que nadie veía cuando la música invade y desafía a los músicos provocando una posesión maléfica y benevolente a la vez
Era una conjunción contradictoria de fuerzas malignas y bondadosas que luchaban entre sí robando y engullendo notas y acordes los entes malignos y haciendo flotar y fluir las armonías los seres buenos
Por un lado fluía de memoria la música aprendida y perfeccionada en el tiempo de la vida y cultivada en el talento y la delicada dedicación y por otra emergía la posesión confusa y exasperante de las fuerzas malas que querían destruir la obra y la resistencia de las energías positivas que se debatían entre las teclas y las notas musicales fluyendo los acordes contrapuntos y armoniosas notas que devoraban pedazos del alma
La inspiración ganaba a ratos y se mezclaba con los momentos de dudas de esas que no luchan con la técnica ni el talento sino que son las que se sofocan en lo más profundo de las emociones las alegrías y las penas que inundaban la ejecución de las variaciones de Goldberg los preludios de coral y las apropiaciones de Busoni
Advertí unos hilitos transparentes e imaginarios que eran maniobrados con destreza por ángeles escondidos tras bambalinas y entre los focos que iluminaban desde las alturas donde estaban ocultos
Movían sus dedos como lo hacen los magos con sus marionetas creando atmósferas mágicas que nadie ve pero que se mueven creando compases y sentimientos
Y los genios malignos que querían desconcentrarlo estaban ocultos entre los negros y gruesos cortinajes que colgaban a sus espaldas abriendo sus enormes fauces porque querían atrapar las notas que flotaban para hacerlas perderse en profundos hoyos negros estelares
Ellos resoplaban hacían muecas y musarañas movían las cortinas asustando a algunos que tosían en la audiencia o un par que se retiraban porque tenían cuestiones más mundanas que hacer renunciando a presenciar esta lucha entre espíritus buenos y genios malévolos
Era entonces cuando un grupo de numerosos querubines lograban hacer cantar a unos colibríes que revoloteaban alrededor de su cabeza y todo fluía todo era música misticismo y encanto
La música fluía y los sentimientos se agolpaban chocando entre sí evitando ver la magnífica contienda que atentaba y libraba la música
Concurría en el teatro la máxima expresión del ingenio y la imaginación humana derrotando lo malo de la vida y permitiendo el triunfo de lo bueno
La posesión de Bach embrujaba y agobiaba espíritus humanos hasta agotar lo más profundo e ignoto de las pasiones para hacer prevalecer la pulcritud de la ejecución y la magnificencia de los sentimientos
Porque no es posible ejecutar a Bach sin combinar graciosa y delicadamente la técnica el talento la perseverancia y los sentimientos más profundos de un hombre que ama la música tanto como para consagrarle su vida
El embrujo de Bach se posesionó por siempre en él y toco posicionado en su espíritu
Todos aplaudimos tres veces para aclamar el virtuosismo
El repitió tres veces sus sobrias genuflexiones
Ninguno de nosotros se inclinó porque estábamos estupefactos
Y se retiró para dejar dormir a Bach hasta que vuelva a despertarlo para desatar la furia de los genios malignos la nobleza de los ángeles y la caridad de los querubines
Nos paramos y nos fuimos con los espíritus pacificados.


23 de septiembre de 2016

CUENTO RÚSTICO 25: SAN BOSCO ENCAPUCHADO

CSC25 (14.09.2016)
SAN BOSCO ENCAPUCHADO
La Carmencita se liberó abruptamente de sus meditaciones metafísicas y se acercó a la ventana de la sala de doctorado que miraba hacia la pequeña plazoleta universitaria
Su postura undergound característica se enfrentó a una imagen inesperada repleta de jóvenes chillones que bebían cervezas en botellas grandes liaban sus petardos de dudosa calidad y cuando estaban encendidos se los pasaban de mano en mano y de boca en boca emitiendo bocanadas de humos enrarecidos a intervalos como haciendo aspavientos de momentos estrambóticos
Para sentirse libres de toda vigilancia de los guardias y de las miradas celestiales ingenuamente habían encapuchado la estatua de San Juan Bosco para que no les encarara sus conciencias un tanto atolondradas
Tenía el rostro de bronce envuelto en una bolsa plástica negra destinada para la basura como un intento de destacar sus protestas llamando la atención de manera irreverente dejándolo cegado y carente de una mirada inquisitiva hacia los nuevos jóvenes del mundo pragmático
Estaban repletos de reivindicaciones economicistas de corto plazo y lejanos de los fundamentos ideológicos que tanta importancia le dábamos en los años de la universidad roja de América Latina los que no sirvieron de mucho ya que se sumieron en la pérdida de los grandes meta-relatos y de las grandes utopías
Paren el mundo que me quiero bajar Prohibido prohibir El pueblo unido jamás será vencido A desalambrar Crear poder popular eran consignas añejas que se durmieron en el pasado de las luchas y las derrotas históricas aplastadas por la ignominia de los hombres
Ahora estaban en la calle los hijos de la dictadura los que fueron modelados en sus expectativas y aspiraciones viviendo sus vidas universitarias en una insólita mezcla entre un pragmatismo cortoplacista y una alucinante pretensión de jolgorio que deambula entre la previa de los jueves y las borracheras descontroladas de los viernes
Su entusiasmo se combinaba con divertidas actividades casi circenses lo cual era rescatable y comprensible desde la desbordante juventud que les invadía
Sus sorbos de tragos baratos y sus aspiraciones de humos blancos se salpicaban con estudiantes saltimbanquis que hacían malabarismos con pelotitas de colores dominaban báculos de madera que retorcían entre sus dedos habilidosos y una niña bajita bailaba cadenciosa moviéndose en armonías de saltitos simultáneos que se coordinaban graciosamente con unas banderas de colores que ondulaba con sus manos según eran sus pasos de danza
Y las risas juveniles se sucedían con insistencia combinadas con algunos gritos extraños inconducentes
Las risas entusiastas y los gritos con arengas eran la combinación perfecta de una juventud alegre que quería cosas mejores y se divertía con sus deseos sin necesitar grandes contenidos teóricos e ideológicos
Ahora las consignas eran los aranceles las becas los bonos la gratuidad los estándares de calidad combinados con la fiesta dieciochera y las arengas que se sucedían con insistencia
Y se fueron a tirar piedras a los pacos en la pasarela y el humo de los huiros se confundió con el hedor de las lacrimógenas
No se trataba de nuevos ideales ni de nuevos contenidos sociales y culturales se trataba de plata de dinero de prebendas inmediatistas
No era la búsqueda del hombre nuevo de la sociedad igualitaria de los ideales perdidos en las utopías se trataba de plata de dinero y de jolgorio entorno a parrillas improvisadas de choripanes cocinados en los pastos universitarios enjuagados con vinos en cajas de tetrapack
Entre impresionada y nostálgica la Carmencita regresó a su mesa de doctorado para continuar sus meditaciones acerca de qué se habrá fumado Descartes cuando pensó en el genio maligno
El atardecer de rojizos y cielos aplomados se dejó caer ante la ventana e inundó el paisaje de la plazoleta estudiantil
Todos se fueron a sus casas y no sucedió nada más.


1 de septiembre de 2016

CUENTO CORTO 24: LA TICQUETERA

CSC24 (01.09.2016)
LA TICQUETERA

La ticquetera había estado horas frente al monitor hasta que los ojos se le nublaron

No sabía si veía borroso por el cansancio o porque se le estaba yendo la vida con tanto esfuerzo

Las piernas ya las tenía invadidas de calambres y mitigaba sus momentos de iniciación epistemológica escuchando canciones francesas de Zaz esa cautivante voz ronquita con tonalidades antiguas de Edith Piaf que combinada con sones sincopados de jazz y música celta invitaban a enamorarse de esa música sublime

No había otra manera de luchar con la tesis que aceptar el desafío de leer y escribir y leer y pensar y leer y escribir hasta matar la última célula inteligente e irse a dormir

Entonces cuando el sentimiento de culpa afloraba como fantasmas disfrazados de ansias y culpas la ticquetera volvía a sus teclas y las hacía retumbar como tambores ancestrales y ritos tribales envolviéndose en un aura mística que la llevaba a insistir y retomar ese desafío vomitivo de la tesis

La posesión de la ticquetera le invadía la vida como si un sanador del vudú la hubiese impregnado con sangre de sus sacrificios maléficos o una machi solidaria le hubiese dado un mágico brebaje de hierbas escondidas o un predicador vociferante de las plazas la hubiese convencido que la salvación del mundo pasaba por la vocación de no claudicar y volver a insistir aunque flaqueara en la cotidianidad de la vida

Así era la ticquetera una perseverante y obstinada que enjuagaba sus lágrimas con pócimas misteriosas que le permitían continuar y continuar aunque el mundo se desplomara o corrieran ríos de tsunamis y estertores de muerte atávica entre sus sombras

Y ahí estaba anclada en el escritorio la ticquetera sublimando su mundo intelectual aun insuficientemente invadido esperando que los demás crean en sus insistencias cuando ni siquiera todavía logra retornar de sus propias incertidumbres

Las incertidumbres son para siempre ticquetera son la esencia inestable de la vida


La tesis será la aproximación mínima a una cuota de verdad que no logrará destrozar lo que te queda por conocer que es el infinito mismo.


18 de julio de 2016

CUENTO SEMI CORTO (22): EL CONTACTO

CSC22 (16.07.2016)
EL CONTACTO

La instrucción inicial era concurrir a la Fuente de Soda así se llamaban los restaurantes pequeños en esa época

Esa Fuente de Soda era muy especial porque estaba muy central y en ella vendían los mejores completos de la ciudad

El segundo piso era muy privado como diseñado para parejas ya que tenía asientos de madera para dos tapizados de cuero falso y dispuestos en una hilera como en los trenes antiguos

La vienesa que usaban era fabricada de manera artesanal lo que le aportaba un sabor sinigual lo mismo que el pan copihue que era blando y a la vez caliente con un leve crocante todo se mezclaba con chucrut de tonel de madera más una suculenta porción de mayonesa y aderezos los que daban como resultado un sándwich magnífico que se había transformado en una tradición de pareja

Todos los meses iban juntos desde que eran pololos muy jóvenes al rito del completo lo cual ponía perfectamente fuera de toda sospecha el que tuviese que eventualmente utilizar el baño que se encontraba al fondo del primer piso en un lugar bastante discreto

El sobre estaba pegado detrás del pequeño y envejecido espejo que tenía bordes decolorados y semioxidados

Lo tomó nervioso aunque no debía estarlo ya que nadie observaba la maniobra porque el baño era tan pequeño que sólo podía ser utilizado por un ciudadano

Terminaron de comer y de beber sus cervezas y salieron como sintiendo que todo el mundo les miraba con sospecha de hecho las piernas flaqueaban un poco

El sobre estaba seguro en el bolsillo del pantalón

Eran dos chiquillos veinteañeros compañeros y esposos que estaban haciendo lo que pensaban era su lucha clandestina desde la marginalidad de sus vidas

Las indicaciones del sobre eran precisas e infantiles concurrir a la exposición de pinturas que estaba en la galería frente a los edificios públicos para enlazar al nuevo contacto

Estaría con un impermeable y una bolsa de maní en la mano izquierda y el contacto debía concurrir con un periódico bajo el brazo y con un paraguas utilizándolo a la manera de un bastón

Dieciocho treinta en punto en la vitrina con muchas gentes circulando debido al fin de la jornada de trabajo

Lo infantil era que el día había sido esplendoroso y ambos vestían atuendos de invierno

Los estrategas habían fallado en las formas de concebir y diseñar el contacto

Pero funcionó el contacto porque siempre existió una cierta fortuna que impidió que ambos cayeran en las manos de los represores

Al identificarlo se acercó y le dijo es bonita la pintura

Sí es Isabel la Católica contesta el contacto

El santo y seña había funcionado nunca se habían visto antes y al reconocerse clandestinos les pareció que eran conocidos de toda la vida

Nació una confianza nunca concebida y propia de los que comparten ideales

Él era un poco mayor quizás unos cinco años los que en esa época hacían diferencia en la experiencia de vida y de combatientes

Se mezclaron la inexperiencia e impulsividad juvenil con la seguridad y templanza de los idealistas

La conversación siguiente no estaba pauteada sólo debían establecer el sistema de contactos futuros para continuar su lucha un tanto ingenua

Desde ese día participaron juntos en reuniones clandestinas repartiendo pasquines en las noches de invierno viajaron por regiones distribuyendo panfletos evadiendo patrullas militares orinando frente a las murallas para que creyeran que eran borrachos inofensivos

Nunca dispararon una bala nunca mataron a nadie nunca pusieron en riesgo una vida sólo lucharon su lucha un tanto ingenua

Uno defendió a los perseguidos y denunció las ignominias y las aberraciones del poder omnímodo

El otro participó en comités políticos en escuelas de cuadros en jornadas ocultas en playas de verano y en reuniones de visitas internacionales y retornados clandestinos

Pudieron irse al exilio a estudiar al primer mundo solidario

Prefirieron quedarse en su lucha un tanto ingenua

Nunca los encontraron quizás por su lucha un tanto ingenua o porque siempre existió cierta fortuna que impidió que ambos cayeran

Nacieron sus hijos y crecieron los hijos y llegaron los hijos de sus hijos

Cayó la dictadura y llegaron los nuevos tiempos que se presumieron alegres

Aprendieron con resignación a preferir la peor de las democracias a la mejor de las dictaduras

Aprendieron que su lucha un tanto ingenua había terminado

Transcurrieron las décadas y se comenzó a consumir la vida de los dos sobrevivientes

El día del contacto pensaron ganar un compañero

La vida les enseñó que habían ganado un hermano para siempre.