CSC16 (25.05.2016)
SENSORIALIDADES EN CUATRO CUENTOS
Se subió al
andarivel el más largo que llega a media cima para continuar caminando hacia el
cráter del volcán
Nunca había
sentido vértigo ni temía a las alturas de hecho esquiaba las pistas interminables
y serpenteantes y volaba los aviones sin mayores temores
En esa ocasión al
mirar hacia el abismo sintió un estremecimiento frío y profundo percatándose
que estaba experimentado un pánico inesperado horroroso y descontrolado
No era porque miraba
hacia la profundidad de la quebrada bañada con algunas nieves eternas sino que
era una sensación desbordada que le secaba la boca le palpitaba la vida y le
demolía la existencia desarmando lo único propio que le quedaba su
insignificante humanidad frente a la magnífica montaña
Estaba petrificado
sin alternativas ya que bajarse era morir y no quería morir ya que estaba el
cráter al que debía llegar
Siempre cumplía
sus metas aunque le costara la vida
Al bajarse caminó
tambaleante con sus piernas adormiladas y los ojos un tanto desorbitados
tropezando torpemente con las piedras y resbalando imprudente por las laderas
de magma con materiales piroclásticos desagregados y tefras milenarias
En la cima miró el
horizonte entre azulado y blanco de cúmulos sintiendo algo totalmente distinto
al éxtasis triunfante que imaginó
Sintió algo nuevo
que le redefinió la vida y que no era el resultado de percepciones conocidas
sino que era producto de sensorialidades desconocidas
Se sentó en el
cráter meditando que esas sensaciones no tenían nada que ver con sus sentidos
Cuando era recién adolescente
siempre experimentó la extraña angustia de no saber qué hacer con la primera
mujer que tuviese en sus brazos
Varias noches
despertó mojado de poluciones amorosas amándola sin conocerla y regocijándose
en sus atribulados temores
Qué hacer para
sacarle sus ropas explorar sus piernas y romper sus profundidades más lejanas
oh qué hacer
Le agobiaba la
idea de explorar las lencerías esas intimidades deseosas con las que aparecía
en sus sueños esa mujer desconocida pero que estaba ahí presente real y siempre
desafiante
Cuando cumplió
quince años trabajó como ayudante de cocina en el restaurante de la feria anual
Cada cierto tiempo
se acercaba a la barra colaborando para ganar algunas propinas y se rozaban los
codos como si nada
Ella ya era
levemente mayor de edad y atendía llevando pollos asados y anticuchos
No necesitaron
decirse nada se produjo algo inesperado e interminable que no había imaginado
nunca en sus atribulaciones anteriores
Ella candente y
solícita sin su ayuda dejó caer sus grandes senos blanquecinos aureólicos sobre
su cara y él se dejó amar por esas carnalidades expertas sin recordar temores
ni lencerías que quitar con sus manos
Fue esa noche completa
y misteriosa en que se quedaron en el camastro trasero de la guardia y sus
recuerdos se agolparon en amaneceres que se vislumbraron entre tabiques de
madera rústica
Las poluciones
nocturnas se fueron enrojecidas tristes avergonzadas y erráticas para no volver
nunca
Esa sensorialidad
liberadora fue un sentido que estuvo más allá de sus sentidos
Estaba en la
piscina termal a la que había concurrido insistente en los últimos diez años
para luchar contra el dolor que padecía en su cadera desde el accidente aquel
Estaba
acostumbrado a esa sensación embriagadora del agua termal que adormece y deja
plácidas y relajadas a las gentes
Caminó desde la
piscina por el pasillo cementado hacia el canal del mar gélido y se sumergió
hasta que sintió que rápidamente su cuerpo se entumecía
Repitió dos veces
la rutina hasta experimentar una sensación mareadora que no era la pérdida de
referencia del él respecto de las cosas ni las cosas moviéndose frente a él
No era la presión
arterial que lo aquejaba ni el ritmo cardíaco que se alteraba ni la falta de
aire que lo agobiaba
Era la vida que se
iba inexorablemente se iba rompiendo voluntades y deseos
Ya no había olores
ni sensaciones ni sonidos ni aromas ni tactaciones
Era sensorialidad
pura interna blanca profunda era un sentir ignoto y ciertamente arrogante que
le invadió todo hasta desvanecerse plácido y relajado como lo hacen las gentes
cuando se bañan en aguas termales
Ese sentir
ciertamente no lo volvió a sentir nunca ya que aún no muere
Sólo queda la duda
inquietante acerca de ese sentido que estoy buscando que sé que existe pero que
aún no encuentro y no sé cómo nombrarlo
Quizás en un
cuarto cuento que aún no nace y por lo tanto no siente nada.
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